EN ACTIVO
Ponte al día de nuestras noticias
Ponte al día de nuestras noticias
Hoy os traemos una historia que resume perfectamente el espíritu del Instituto del Cine Madrid: la de nuestra alumna Valeria que, tras finalizar la Diplomatura de Montaje Cinematográfico (2023-2024), ha dado el salto al mundo profesional y ya está trabajando como montadora en su primer largometraje. Una muestra de cómo la formación práctica, el acompañamiento de profesionales en activo y la pasión por contar historias pueden abrir las puertas de la industria.
Charlamos con ella sobre su experiencia, aprendizajes y primeros pasos en el sector:
Desde el principio, ella lo tuvo claro: «Decidí estudiar montaje porque sentía una necesidad muy clara de entender cómo se da forma a una historia más allá del guion y el rodaje. En el montaje es donde realmente se define el ritmo, la intención y, en muchos casos, el alma de una película.»
Para muchos, el montaje puede parecer una fase técnica, pero quienes lo viven desde dentro saben que es un proceso profundamente creativo. «Esculpir el relato, decidir cómo se vive la historia… ese proceso me fascinaba.»
Tras finalizar la Diplomatura, el salto al primer proyecto profesional llegó de forma natural: «Me sentía preparada. No solo por el salto enorme a nivel técnico que había dado, sino por la seguridad y el criterio que fui desarrollando durante el curso. Las prácticas con Berta Frías fueron fundamentales en mi proceso de aprendizaje: cada ejercicio era una oportunidad para descubrir, probar ritmos, estructuras narrativas y afinar mi sensibilidad como montadora.»
Gracias a esta formación práctica, pudo enfrentarse al reto de un largometraje real con la confianza de quien ya ha experimentado, aprendido y, sobre todo, desarrollado una mirada propia.
«Los profesores del curso, Berta, Pablo y Jacqueline, imparten una formación muy completa y enriquecedora. Cada uno aportaba una perspectiva distinta, y eso permitía tener una visión mucho más amplia del montaje. No se trataba solo de aprender software o técnicas, sino de desarrollar una mirada crítica, una sensibilidad narrativa y una ética de trabajo. Me gustó mucho cómo equilibraban la teoría con la práctica, y cómo nos empujaban a tomar decisiones conscientes y argumentadas en nuestros montajes. Gracias a ellos, siento que no solo adquirí conocimientos, sino también una base sólida para seguir creciendo como profesional en esta industria.»
Su meta es clara: «Seguir creciendo en el departamento de montaje, buscar proyectos que me reten y me permitan seguir aprendiendo, y que me hagan parte de historias captadoras. Me apasiona ese momento mágico en el que, en la sala de montaje, las piezas empiezan a encajar y la historia cobra vida.»
Más allá de las técnicas de edición, de los softwares y de las horas de práctica, hay un aprendizaje clave que se queda grabado: «Ninguna historia se cuenta en solitario. Creo firmemente que cuando todos los departamentos trabajan con entrega, respeto y pasión, el resultado se nota en pantalla. Personalmente, me motiva muchísimo rodearme de personas que creen en lo que están haciendo y que dan lo mejor de sí en cada etapa del proceso. Esa energía se contagia y te hace querer formar parte de algo más grande. Además, trabajar con un buen equipo te permite crecer, compartir ideas y construir juntos una historia que, con suerte, puede dejar una marca en quien la vea. Eso es lo que más me inspira de este oficio.»
«Si pudiera dar un consejo a quienes están pensando en iniciarse en esta profesión sería: mantened siempre la mente abierta. Durante el curso, me di cuenta de que se aprende tanto de los profesores como de los compañeros. Todos venimos de contextos distintos, con referentes, gustos y maneras de trabajar diferentes, y eso enriquece mucho el proceso. Al inicio, uno tiene que ser como una esponja: absorber conocimientos, referencias, técnicas, pero también formas de pensar, de resolver problemas, de contar historias. Ese espíritu de apertura me parece fundamental, sobre todo cuando estás empezando y todo es nuevo. Y ojalá nunca se pierda.»
‘La última Lola’ es el largometraje en el que Valeria ha dado sus primeros pasos profesionales como montadora. Un proyecto que además ha contado con la participación de otros alumnos del Instituto del Cine Madrid, como Gorka Cazallas en la ayudantía de montaje y Sara Kirkiacharian en el equipo de sonido.
Si te interesa saber más sobre la película, puedes hacerlo aquí.
Y si estás pensando en formarte en Montaje Cinematográfico —ir más allá del software y aprender a construir ritmo, estructura y dar sentido a una historia— te invitamos a conocer nuestra Diplomatura. Empezamos a mediados de octubre en modalidad presencial.
HORARIO
L – V: 8:00 a 22:00h
S – D: CERRADO
ENLACES DE INTERÉS
Visitas Guiadas
Becas Parciales
4 razones para estudiar cine y TV en Madrid
Contacto